lunes, 14 de diciembre de 2009

UN ARTÍCULO DE ENERO DE 2007 A PETICIÓN DE MARI LOLI

Este artículo lo escribí cuando cursaba en primer trimestre de la maestría en evaluación y medición de la calidad educativa en la universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta; aquí les envío a petición de una entrañable amiga

¿EN QUÉ MOMENTO SE JODIÓ LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ?

Autor, PUERTAS AGUILAR, CARLOS ALBERTO

Hace ya casi un mes, cuando realizaba mis acostumbrados paseos por la Biblioteca Nacional, en una congestionada avenida Abancay, un adolescente me entregó un mosquito, (así lo llaman a las pequeñas propagandas impresas en papel periódico), donde me ofrecían capacitaciones para la evaluación censal de maestros que se llevó a cabo el 18 de enero, fue sin duda una espasmo y un impacto de decepción, pues creo yo que para cualquier tipo de evaluación, casi siempre sucede que se estudia a último momento y con no tan buen resultado, también recuerdo que antes de dicha entrega, dentro de la Biblioteca Nacional, leía con satisfacción un bello libro de Mario Vargas Llosa, “Conversación en la Catedral”, y una frase del personaje principal, Zavalita, me impactó de manera especial; él se hacía una pregunta inquisidora ¿En qué momento se jodió el Perú?, yo cambiaría esta pregunta por ¿EN QUÈ MOMENTO SE JODIÓ LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ?, y si una evaluación es la solución para todo.

Desgraciadamente en nuestro país, las cosas están de cabeza, pues si bien es cierto que los resultados de la evaluación del trabajo docente constituyen un insumo fundamental para definir estrategias y programas encaminados a la actualización y superación docente, también define con precisión el uso de la información resultante de la evaluación del desempeño docente; lo que se ha llevado a cabo en esta evaluación censal, no es mas que una mera medición, pues un proceso de evaluación del desempeño docente debe cumplir una función diagnóstica que permita a los docentes conocer sus potencialidades así como sus necesidades y demandas de formación; una función instructiva pues el proceso de evaluación en sí mismo permitirá que los docentes incorporen una nueva experiencia al producir indicadores del desempeño docente, una función educadora pues cuando los docentes conocen cómo es percibido su trabajo puede trazarse estrategias que le permitan erradicar las insuficiencias detectadas en los resultados de la evaluación y una función desarrolladora cuando el docente es capaz de autoevaluar crítica y permanentemente su desempeño, aprendiendo de sus errores, conduciendo de manera más consciente su trabajo y buscando el autoperfeccionamiento constante; esta última evaluación no fue así, mas por el contrario fue represiva, coaccionaria e informal, pues los organizadores de ello, con el ministro Chang a la cabeza, aun no han hecho pública los criterios de evaluación, los indicadores y reactivos que se utilizaron y lo que es mas preocupante, se desconoce los nombres de las personas que prepararon la prueba y no sabemos si son especialistas y técnicos en el área o simplemente improvisados que no tienen experiencia en evaluación.

La evaluación al desempeño docente debe verse pues como una forma de fomentar y favorecer el perfeccionamiento del profesorado, como una manera de identificar las cualidades que conforman a un buen profesor para generar políticas que ayuden a su generalización; no se debe desnaturalizar la evaluación ya que las transformaciones educativas deben lograrse con los maestros y no contra ellos. Se hace necesario entonces un sistema de evaluación que haga justo y racional ese proceso y que permita valorar el desempeño docente con objetividad, profundidad e imparcialidad; es inaceptable la desnaturalización de la evaluación como forma de control externo y de presión desfigurado de la profesionalización y formación de los docentes.

Resultaría por tanto sin sentido, apelar a un modelo coercitivo de evaluación profesoral, pues en todo caso deberíamos buscar un consenso entre profesores, sociedad civil, estado y medios de comunicación.

Pero el tema no queda ahí, pues si bien es cierto que el estado no solucionará el problema de fondo con una simple evaluación censal, y también es cierto que el gobierno central no se ha interesado por la educación; prueba de ello es que en el presupuesto nacional para el 2007, el sector educación recibe tan solo de 2.95 % y lejos de incrementarse como dice la ley y el PEN hasta llegar al 6%, este ha disminuido; también es innegable la baja calidad del docente peruano (salvo muy honrosas excepciones) ya sea por la deficiente formación desde sus instituciones de estudios superiores, ya sea por la desidia o la mala elección de la vocación profesional, pero todos ya estamos en el problema y lo que queda es darle solución, hay una única verdad absoluta y es que el país pasa por la peor crisis educativa. En los años 40 Plejanov, en el libro de su autoría “el papel del individuo en la historia” nos planteaba que cada uno tiene una función existencial, el del maestro es forjar nuevas generaciones para una nueva sociedad; es cierto que el estado se desentiende de esta responsabilidad, pero ello no es justificación para que hagamos un trabajo deficiente, el maestro debe estar en constante capacitación, sea formal (cursillo, seminarios, etc.) o informal, esto se da con la lectura constante sobre temas educativos u del área a la cual pertenece, pues si no hacemos un trabajo transformador, las generaciones venideras serán las que nos pidan que demos cuenta de nuestro trabajo y en nuestras conciencias quedará el haber hecho daño a toda una generación, aun estamos a tiempo de salvar a los niños y adolescentes de nuestro país, recuerden maestros, nosotros trabajamos con seres humanos y ellos esperan de nosotros.

La pregunta que plantee de ¿EN QUÈ MOMENTO SE JODIÓ LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ? está quedando en el limbo pero lo que si estoy seguro es que nosotros los maestros no permitiremos que siga así, es momento de concertar para darle solución esto está en manos de maestros, gremios, estado, sociedad civil y medios de comunicación, esto urge, estamos a tiempo, debemos hacerlo antes que sea demasiado tarde, el país nos lo agradecerá.

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